martes, marzo 13, 2007

Taller de Acompañamiento de Liderazgo, Octubre 2006, Bariloche


Durante el mes de octubre diferentes lideres sociales de la Patagonia (Chile-Argentina), tuvieron la oportunidad de compartir aprendizajes, saberes y experiencias con Leonardo Boff y Josefina Dartiguelongue


Josefina Semillán Dartiguelongue


Filósofa con especialidad en Antropología Filosófica y Filosofía Social.
Profesora de Postgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Bs. As., en Pediatría y en el Postgrado de Ética y Gerenciamiento de la Salud en la Universidad Dr. Favaloro.
Miembro del Comité de Bioética del Hospital Italiano de Bs. As., en el área de Pediatría.

Asesora y Jurado de la Fundación Navarro Viola, en el área de Educación.
Capacitadora docente en la Sociedad Argentina de Pediatría y Filiales.
Conferencista en las Jornadas Internacionales de Educación organizadas por la Feria del Libro.

Filósofa con especialidad en Antropología Filosófica y Filosofía Social.
Profesora de Postgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Bs. As., en Pediatría y en el Postgrado de Ética y Gerenciamiento de la Salud en la Universidad Dr. Favaloro.
Miembro del Comité de Bioética del Hospital Italiano de Bs. As., en el área de Pediatría.

Asesora y Jurado de la Fundación Navarro Viola, en el área de Educación.
Capacitadora docente en la Sociedad Argentina de Pediatría y Filiales.
Conferencista en las Jornadas Internacionales de Educación organizadas por la Feria del Libro.









Leonardo Boff

Estudió Filosofía en Curitiba-PR y Teología en Petrópolis-RJ. En 1970 se doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Munich-Alemania. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores, Franciscanos, en 1959.

Durante 22 años fue profesor de Teología Sistemática y Ecuménica en el Instituto Teológico Franciscano de Petrópolis, profesor de Teología y Espiritualidad en varios centros de estudio y universidades de Brasil y del exterior, y profesor visitante en las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (EUA), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania).

Estuvo presente en el comienzo de la reflexión que busca articular el discurso indignado ante la miseria y la marginación con el discurso de la fe cristiana, que generó la conocida Teología de la Liberación. Siempre ha sido un ardiente defensor de la causa de los Derechos Humanos, habiendo ayudado a formular una nueva perspectiva de los Derechos Humanos a partir de América Latina, con los “Derechos a la Vida y a los medios para mantenerla con dignidad”.

Es Doctor Honoris Causa en Política por la Universidad de Turín (Italia) y en Teología por la Universidad de Lund (Suiza), y ha sido galardonado con varios premios en Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y marginados, y de los Derechos Humanos. El 8 de diciembre del 2001 le fue otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nóbel Alternativo.

Entre 1975 y 1985 participó del consejo editorial de la Editorial Vozes. En este periodo formó parte de la coordinación de la colección “Teología y Liberación” y de la edición de las obras completas de C. G. Jung. Ha sido redactor de la Revista Eclesiástica Brasileira (1970-1984), de la Revista de Cultura Vozes (1984-1992) y da Revista Internacional Concilium (1970-1995).

En 1984, en razón de sus tesis ligadas a la Teología de la Liberación expuestas en su libro Iglesia: Carisma y Poder, fue sometido a un proceso por parte de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe, ex Santo Oficio, en el Vaticano. En 1985 fue condenado a un año de “silencio obsequioso” y depuesto de todas sus funciones editoriales y académicas en el campo religioso. Dada la presión mundial sobre el Vaticano le fue levantada la pena en 1986, pudiendo retomar algunas de sus actividades.

En 1992, habiendo sido amenazado de nuevo con una segunda punición por las autoridades de Roma, renunció a sus actividades sacerdotales y se autopromovió al estado laico. “Cambio de trinchera para continuar en la lucha”: sigue como teólogo de la liberación, escritor, profesor y conferencista en los más variados auditorios de Brasil y del extranjero, asesor de movimientos sociales de cuño popular liberador, como el Movimiento de los Sin-Tierra y las Comunidades Eclesiales de Base (CEB’s), entre otros.

En 1993 presentó concurso, y fue aprobado, como Profesor de Ética, Filosofía de la Religión y Ecología en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

Actualmente vive en el Jardim Araras, y comparte vida y sueños con la educadora/luchadora por los derechos a partir de un nuevo paradigma ecológico, Marcia Maria Monteiro de Miranda, convirtiéndose así en ‘padre por afinidad’ de una hija y cinco hijos, participando de las alegrías y dolores de la maternidad/paternidad responsable. Vive, acompaña y re-crea el despuntar a la vida de los ‘nietos’ Marina, Eduardo y Maira.

Es autor de más de 60 libros en las áreas de Teología, Espiritualidad, Filosofía, Antropología y Mística. La mayor parte de su obra ha sido traducida a los principales idiomas modernos.





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Tercer Taller de Acompañamiento al Liderazgo

8-12 octubre 2006 - San Carlos de Bariloche - AVINA Patagonia
(Notas de Claudia Sepúlveda)


DÍA 1
Josefina Dartiguelongue: “La Fiesta del Pensamiento”.

Pensar: no es tener ideas sobre la realidad. Pensar es un modo de habitar el mundo.

Pensar tiene que ver con el ser. Con el camino hacia la sabiduría. Implica un tránsito por la pasión.

No hay pensar sin sentir. El sentir no puede existir sin el pensar.

La fuente del pensar es la interrogación: la capacidad de con-moverse en el cosmos, saliendo del lugar estatuido, rígido y habitual, para movernos a un lugar nuevo.

Si uno se con-mueve, lo que sigue es cambiar. Cuando uno está con-movido, estrena mirada, pero antes requiere estrenar escucha.

Zenón: cuando uno “va hacia”, ya inicia el camino apuntando a algo; de ese posicionamiento dependerá en gran parte llegar a dónde se quiere ir (intuición).

La intuición es el rapto instintivo que lleva a “atender” (tender a). Es un perfume, que huele a peligro o a interesante.

La intuición es un salto: un rapto a la verdad sin proceso metodológico meditativo: es el inconciente que trabaja las madejas de significaciones.

Las intuiciones de valor o éticas dan vigor, mantienen en pie, seducen: la verdad, la justicia. Son fascinantes y atractivas porque tienen el perfume de “lo auténtico”.

La autenticidad se intuye: también se intuye si hay simulacro.

Auténtico significa “irse pareciendo a uno mismo”. Caminar hacia ser auténtico es parte del canto hacia la propia vulnerabilidad: somos aprendices de lo humano.

Compromiso: es promesa compartida.

Nadie puede ser heroico todos los días de su vida. Somos intermitentemente heroicos. Estamos siempre moviéndonos entre el eros (amor) y el tanatos (destrucción).

Filosofar: capacidad de preguntar e interrogar. Es parte de la constitución básica del ser humano. Los ¿por qué? de los niños no son individuales, caen en cataratas de interrogación.

Un líder estrena preguntas aunque se haya planteado la misma interrogante mil veces antes: cada vez es un pregunta nueva si la formula desde un lugar distinto.

La castración a la interrogación en la edad infantil genera miedo a preguntar. Miedo a la diversidad, sometimiento y resignación.
Los adultos que fueron niños castrados en sus por qué terminan votando siempre por el que les da de comer, sin necesidad de preguntar.

Los que tienen la experiencia de que sus preguntan incomodan, quitan tiempo, molestan y quedan sin repuesta, terminan en la indiferencia (no diferenciación).

Interrogar: rogar-entre. Las preguntas son un baile, una danza, en medio de un paisaje interior y exterior, que es el contexto.

Contexto: estética de la situacionalidad. El texto es la pregunta que nace del contexto.

Hay preguntas fuera de lugar, o impertinentes o apresuradas: “No sabe donde está parado”: lo obvio se le escapa (anedonia: sin el placer de estar vivo).

Hay preguntas que no se pueden poner en palabras.

Otras, sólo se pueden responder con hechos.

Aprender: tiene mucho que ver con los procesos realizados y su calidad (capacidad de cambio).

Paradoja: es una tensión de opuestos; un desgarro tensional que nos divide entre dos formas opuestas de ver o comprender.

En la descripción del paisaje de nuestra época si algo no tenemos es paz.

El modelo de relaciones que hoy predomina es el miedo, la amenaza, el temor.

En nuestras sociedades se han extendido nuevos modos de matar: la soberbia, el desprecio intelectual, la exclusión.

La mundialización del modelo de “ajuste” contiene el germen de la exclusión: el modelo es para todos pero sólo unos pocos lo pueden habitar.

Hoy somos perplejos en el contrato social.

Hegel: lo que ha crecido es la conciencia de la conciencia: los esclavos ahora saben que son esclavos, aunque también sigan sabiendo que no tienen otra opción.

Soledad: dificultad para encontrar un “tú” que le diga a mi “yo” que es valioso.

La tríada antropológica que sostiene a los seres humanos desde que nacen hasta que mueren es: “soy-valgo-importo”. No que me lo digan; que me lo hagan sentir.

In-novar: El observador que hace y produce cambios en su realidad no se puede conformar con “novar” externamente si no lo hace también dentro de sí mismo.

Madurez: “estar a punto” en relación a la edad que se tenga. El que está maduro, nutre y enriquece.

Hay preguntas pre-maturas.

Sabiduría: etimológicamente es saborear, degustar. Tiene de típico que si alguien está invitado al saboreo del saber, lo primero que le nace es compartirlo.

Disfrute: gozar el fruto.

Re-sentimiento: sentimiento no reconocido, negado.

Con-vencer: vencer con.

Problemática: cuando la temática se hace pregunta.

Música grupal: cada grupo tiene una música propia: la música es un rumor auténtico. El rumor de la verdad puede ser un estímulo.

Con-cordia: estar juntos con el corazón.

La conciencia social no puede replicarse, necesariamente debe surgir de la in-novación: cuando los oprimidos reconocen su identidad como dominados le están dando en ese mismo acto la identidad al amo o dominador. Ese acto implica una nueva realidad: los oprimidos ejercen así su poder de participar en la creación de la realidad: es un salto cualitativo de su conciencia.

Cuando el trabajo va unido al placer: olfatear que esto es posible, lo convierte en sí en una experiencia modélica pues rompe una disociación cultural arraigada.

Cada grupo tiene su “estilo”. Un amor (eros) comunitario no puede ser igual a otro.

Los grupos que son burbujas o ghetos no se sostienen por mucho tiempo: no es posible que lo hagan dada la mutación del contexto.

El mensaje de alguien (o de un grupo): no son sólo las palabras que se dicen o las ideas que se declaran: es el estilo que se trasunta en lo dicho y que es la manifestación de una “identidad”.

Las palabras y las ideas siempre son únicas. No importa cuantas veces hayan sido dichas. No importa si se repiten literalmente.

Así como no existen dos huellas digitales que sean iguales, tampoco existen amores, dos sueños, dos identidades, dos rechazos o dos ideas idénticas.

No hay tarea que no signifique acción y reacción (tensión entre eros y tanatos).

La forma más profunda de eros es el asombro.

La rutina, como desgaste cotidiano del asombro, es una forma del tánatos.

La rutina es, además, la base de la corrupción: la rutina empalidece los ideales.

La rutina y la indiferencia son la decadencia del tono vital de los grupos. Expresa un modo de quererse ir, de no querer estar, que no se puede ocultar, pero que no da síntomas tan evidentes.

Ideales: son las convicciones básicas que me definen y sin las cuales no soy.

Los ideales son parte de la estructura ósea del ser.

Nadie es sólo eros o sólo tánatos. El lugar de análisis de nuestro mundo interior se llama “paradoja”: ¿por qué?, ¿para qué?, y después qué? Esta cascada de interrogaciones nos puede llevar por el camino de la evolución, pero también por el de la involución.

No se puede obviar la resistencia que está presente en el contexto ineludible (en la forma de ripios o de vínculos irrelevantes). Tampoco se puede funcionar sin tener en cuenta el contexto ineludible.

Por eso todos los grupos necesitan personas que ejerzan el criterio de realidad.

Hacerse cargo: siempre tiene algo de “carga”.

La carga se hace manejable cuando el grupo conoce sus límites, distribuye la carga y busca para ello la ayuda necesaria.

La gran inteligencia grupal es saber pedir ayuda. No desde la precariedad, sino desde el entusiasmo.

Un grupo y una conducción inteligente, lo primero que saben son sus propios límites y vulnerabilidades.

La primera forma de inteligencia es saber lo que no sabemos. Pero no de forma ambigua, sino explícita. Este saber puede ocurrir como efecto de un aterrizaje forzoso que resulta de una acción fracasada.

El individualismo también es un rasgo de los grupos: “queremos al mejor con nosotros; no hacemos acciones compartidas; no queremos que nadie opaque la música del grupo”.

El tánatos en los grupos se expresa como envidia, celos, egoísmo. Todos ellos son móviles propios del ser humano.

El vínculo con un otro particular sólo puede ser con un tú.

Cuando ese tú es un espejo de mi identidad, me aporta un vínculo sustantivo.

La imagen que ese tú-espejo me devuelve no la puedo obtener de ningún otro tú.

¿A qué miradas huimos? ¿Qué espejo nos devuelve una imagen que no quiero mirar?

¿A quién le proveo yo un espejo para que yo sea un tú, como persona o como organización?

¿Hay otros tus que tienen en mi organización un lugar donde pueden desplegar sus destellos de libertad para ser auténticos? Cuando eso pasa, hay un nosotros.

(Los grupos están llenos de ausencias prestigiosas).

Cuando en la búsqueda de los tus detecto vacíos o fragmentos significativos, tener conciencia del dolor que eso conlleva es un impulso suficientemente potente como para proveer ese tú-espejo a otros. Y entonces, de forma misteriosa, al comenzar a ser yo un tú para otros, comienzan a aparecer en mi vida los tú que buscaba y no encontraba.

Pugna de poder: pulsión de dos fuerzas que anuncia una fractura.

¿Cuál es el centro de las crisis antropológicas de nuestros pueblos?: la pérdida de confianza, que es una crisis de valores.

Con-fiar: fiar con.

Confiar significa:
- ver al otro,
- registrarlo a tiempo,
- percibir su sinceridad, y
- anticipar su necesidad.

Fracaso adulto a la estimulación a la vida: todas las formas de dependencia, incluyendo la religión (como contención de la angustia existencial) y la ideología (como lugar para estar y sentirse transcendiendo).

Trans-tornados (Nietzsche): tornados al revés de la masa: los trans-tornados son los que van fundando nuevos mundos posibles a través de gestas creativas que son la base de los futuros que aún no han sido pero que pueden llegar a ser.

Acontecimiento: son los eventos que marcan un antes y un después. Puede ser un aflorar de respuestas junto con las preguntas que vienen bullendo durante toda una vida…

Ante la experiencia de lo inefable, enmudece la explicación.

Lo inefable no se explica, se siente. El silencio supera a la palabra.

Extasis: el adentro profundo, que es el afuera máximo. En el éxtasis se resuelve la paradoja de la experiencia humana: la explicación posible deja de ser el límite y el silencio es la manifestación de un espíritu que nos circunvala.

Condición humana: somos pares sustantivos en una sola cosa: la dignidad.

La dignidad es lo que hace posible la experiencia de un vínculo simétrico con cualquier otro ser humano.

La máxima asimetría es la verticalidad: donde ocurre la anulación más profunda de la dignidad.

El poder de in-novar: si in-novamos nos ponemos en otro lugar. Ejercemos el poder de cambiar.

DÍA 2
Leonardo Boff: “El Poder”.

La articulación global de los poderes técnico-científico, económico, militar y de las comunicaciones, es la amenaza más grande para la Tierra y sus recursos.

Ningún proyecto de la humanidad se había propuesto antes explotar la Tierra de una forma en que la misma especie humana es puesta en peligro.

Nietzsche: el eje estructurador del poder en la cultura occidental es el poder de dominación.

El proyecto que crea al super-hombre es el proyecto terminal de la humanidad, debido a sus potenciales efectos destructivos.

O cambiamos de paradigma o vamos al encuentro de lo peor.

En el proceso de evolución, el ser humano es el único ser vivo que no cuenta con un órgano especializado. Por ello, está condenado a trabajar, a cambiar el medio ambiente, a dominar la naturaleza.

Estamos llegando al agotamiento de las virtudes del modelo tecnológico-científico (James Lovelock: “La venganza de Gaia”, 2005).

Es demasiado poder para la poca inteligencia que tenemos. Debemos cultivar la sabiduría para lidiar con el poder. El uso del poder debe basarse en la sabiduría.

El poder es una mediación. Cuando el poder se convierte en el fin, tenemos un escenario de destrucción.

El poder puede ser benevolente. Puede ser un instrumento que genere cambios hacia una sociedad mejor.

Desde el mismo poder más terrenal, hasta el poder moral-espiritual: disuasión, proyectos alternativos, anuncios proféticos.

Cómo entender del poder
a) El poder como relación. Cada ser del universo, y cada persona, es portador de poder.

Todos somos interdependientes en una red de relaciones. Todos participan. Poder es participación.

El poder se encuentra difuso en la sociedad. La sociedad es la portadora original del poder (pueblo y representantes).

Las primeras iniciativas de transformación apuntaron a despertar el poder presente en cada uno, a estimularlo, reforzarlo.

b) El poder como instancia de coordinación. El poder se encuentra en el grupo dirigente, que es el punto de articulación que hace posible un gobierno para el bien común.

“Donde hay organización, hay exclusión”. Adentro y afuera. El poder en este caso gana visibilidad: los que detentan el poder son visibles.

Este poder de dirección es delegado, no puede existir por sí mismo.

Hoy, el poder del Estado es un verdadero Leviatán.

Cuanto más sencilla es una comunidad, más transparente es el poder.

La mayor complejidad social implica un grado más sofisticado de poder, donde aumentan las probabilidades de la opresión.

c) El poder es habitado por un demonio. El poder posee una dinamismo irrefrenable de expansión y aseguramiento. El poder debe ser poderoso. El poder débil no existe.

Por eso, el poder tiende a aliarse a otros poderes o a absorver otros poderes para perpetuarse como poder.

Hobbes: piensa una República mundial, que es posible desde un país que con el puño cerrado domina a todos.

Kant: la República mundial es regida por la virtud de la hospitalidad: los habitantes de la Tierra conviviendo con respeto a los derechos humanos.

Una sociedad que se rige por los derechos vive en la paz perpetua, y en respeto de la casa común, que es la Tierra.

Hobbes: la razón de la ambición de poder es producto de la lógica misma del poder: no se puede garantizar poder si no es concentrando más poder.

Adler (en contraposición de Freud): el eje estructurador del mundo no es el deseo sino el poder.

Karl Jung: el poder es el arquetipo más peligroso porque da la sensación de omnipotencia (de ser un pequeño Dios). La sociedad debe crear mecanismos para que el poder esté bajo control.

¿Por qué el poder sólo está seguro si acumula más poder? ¿Por qué decae en escalada de poder? ¿Por qué no se mantiene sólo como articulación?

Esta es una pregunta teórica de difícil respuesta, pues encierra un enigma. Por ejemplo, la Iglesia, que partió como una comunidad donde todos participaban de las decisiones, se convirtió en una estructura vertical, donde las altas jerarquías toman decisiones y los laicos ya no participan.

Max Weber, el gran teórico del poder, define del poder desde su lado patológico: el poder es lograr que el otro haga lo que yo quiero que haga. Reconoce al Estado la utilización legítima de la violencia

Sólo es posible intentar una respuesta teológica: el ser humano ha roto la solidaridad básica del lazo de convivencia que lo une a los demás seres humanos y a la naturaleza.

En general, el espacio de poder es patológico: no refuerza el poder de los demás, sino que se orienta a acrecentar y perpetuar el poder propio.

Por ello, todo poder debe someterse al control de la comunidad y de sus leyes.

Todo poder debe ser transmitido por delegación, debe pasar por procesos de delegación de las autoridades. El problema es que los elegidos no se sienten representantes, se sienten dueños del poder: cada cuatro años elegimos un nuevo dictador.

Rotación del poder: es una forma de evitar la concentración del poder, un contrapoder para conferir sanidad al poder. El poder también debe rendir cuentas.

Filosofía comunicativa de Habermas (la procesualística del poder): involucrar más grupos, dar espacio a las diferencias, generar comunidades de participación y formas de vida compartidas.

Todos los poderes tienen sus símbolos.

Berger y Luckman: los símbolos del poder contrapesan la dimensión humana del que detenta el poder.

El poder también es simbólico por su contenido ético. Debe testimoniar en lo privado y lo público los valores que se representan.

El poder debe ser magnánimo, generoso con el que ha perdido la disputa o la instancia de dirección.

Valorar todo tipo de poder emergente, de orden carismático. Creer en las virtudes de las personas y estimularlas.

San Gregorio: “Usa bien el poder quien sabe usarlo sabiamente y, simultáneamente, quien sabe resistirse a él”.

Foucault: micro-física del poder: intentó descubrir cómo el poder se infiltra en los intersticios de la vida cotidiana.

Eric Hosbaum (“La era de los extremos”, balance del siglo XX e historia de los grupos sociales y de la resistencia): la última frase del libro dice: “Los valores que han marcado la cultura universal no pueden garantizarnos un futuro de esperanza. O cambiamos o morimos”.

George Soros (“La crisis del capital”): Vivimos una crisis terminal del capitalismo.
Esta crisis tiene en su centro y su límite en la destrucción de la naturaleza.

Tal vez el tiempo de las grandes revoluciones ya pasó, pero las pequeñas revoluciones aún son posibles.

Efecto mariposa: un paso adelante genera una ola, una expansión. El batir de alas de una mariposa puede producir olas expansivas de transformación.

Hoy nos enfrentamos a dos formas colectivas de cambiar la sociedad:
a) Introducir de forma efectiva la protección de los derechos humanos, que es la forma más igualitaria.
b) Introducción de la democracia como sistema de organización que presupone la igualdad de todos los ciudadanos, prescindiendo de los fines, y teniendo al ser humano como valor universal (Norberto Bobbio). Democracia socio-cósmica (de la comunidad de la vida).

¿Qué cambios podemos impulsar? Debemos profundizar en las posibilidades del efecto mariposa: explorar el rango de acción para el cambio social que es posible a través del poder de los ciudadanos comunes y de los marginados del poder.

Debemos utilizar mejor los medios que los poderosos no pueden usar: la verdad, la transparencia, la solidaridad.

No debemos tener miedo del caos generativo. Cada grupo, cada lugar, cada ámbito de la vida debe ser un frente de acción para el desarrollo del contrapoder. El contrapoder es lo que debe crecer.

Debemos rescatar las sabidurías y experiencias acumuladas socialmente a lo largo de la historia de la humanidad: no son sólo palabras y conocimiento: son energía acumulada. Debemos ser capaces de incorporar esa energía y de catapultarla a partir de su actualización en nuestras vidas.

No podemos ser ingenuos ni esperar demasiado. La Evaluación Ecosistémica del Milenio (2003) concluye que al 2030 la Tierra ya no será sostenible si no hay cambios importantes.

Debemos entrar decisivamente en una visión crítica. Hay principios, semillas, movimientos, que apuntan en otra dirección. Los casos están ahí. Hay que invocarlos, suscitarlos.

No somos nosotros los que vamos a cambiar las cosas. Es la Tierra. Cada uno de nosotros somos la Tierra. Este es un momento único en la historia de la humanidad y del planeta. La crisis puede ser una oportunidad para la purificación o para la tragedia.

Tal vez no esté totalmente claro que “otro mundo es posible”. Pero lo que sí se va asentando cada vez más como convicción generalizada es que este mundo tal como está ya no va más (Francois Uthard: “Deslegitimar el capitalismo”).

Mariátegui: le da valor a la mística, a la religiosidad, a las raíces criollas, a las movilizaciones.

La crisis mundial es tan grande que no es posible encontrar una solución política. La solución pasa por rescatar y refundar los valores más básicos. Así nacieron originalmente las sociedades. Alrededor de valores esenciales, simples y espontáneos. Sólo después y lentamente se fueron transformando en proyectos políticos.

Max Weber (“La Política como Vocación”): “La política vive de las mística. De las convicciones más profundas, aquellas que resisten a todos los fracasos y que van más allá de la vida individual”. Se refiere a la política como arte, no como técnica.

Debemos aprender a aceptar que somos parte de un proceso que nace mucho antes de cada uno de nosotros y que nos trasciende, mucho más allá de nuestras vidas. Debemos aprender a amar ese camino, tenga o no un resultado, veamos o no sus frutos. Y con convicción plena, no divididos internamente.

La fuerza mística, la contemplación, es fuente de energía y sostén del que está en la lucha cotidiana. Es esa serenidad de fondo que está anclada en el corazón de Dios y que deposita su confianza en aquello “que debe ser” (Leonardo Boff: “El matrimonio del cielo y de la tierra”, recopilación de cuentos indígenas).

Leonardo Boff: “La Ética de la Tierra”.
Nuevo paradigma: Necesidad de buscar alternativas salvadoras de la vida del planeta Tierra.

Conclusiones:
a) Seguimos bajo el paradigma de la conquista, usando el poder como relación fundamental de dominación, expresado en el patriarcalismo, la dominación de los pueblos, y la explotación de la naturaleza. Todo ello con la misma lógica dominadora.
b) Llegamos a un punto de la conciencia humana en que ese proyecto dominador se ha agotado. Y llegado a este punto se agilizan más las fuerzas destructivas y no las constructivas. Debemos pasar al paradigma del cuidado: condición sin la cual el sistema planetario está bajo un gran peligro.

Desde la perspectiva del astronauta no hay diferencia entre la Tierra y la humanidad, entre la biosfera y la humanidad. Esta imagen transmite una nueva racionalidad. Algo divino, sagrado, que facilita comprender a la Tierra como un sistema único.

Al paradigma de la conquista le sigue el del cuidado. San Francisco de Asís representa este nuevo paradigma. En Brasil es Chico Méndez, el símbolo del cuidado de la selva.

El paradigma de la conquista: el sistema industrial de la vida. Se usan todos los instrumentos de la tecno-ciencia para la producción masiva de productos en función de la anulación económica (p.e. la disminución de la fertilidad humana en el norte de Europa es una señal de que se trata de un sistema anti-vida).

El paradigma del cuidado: sistemas de producción que sustentan y protegen a la vez todas las formas de vida, y que también produce, pero teniendo en cuenta sus límites.

El paradigma de la conquista se sostiene en dos ilusiones:
a) Los recursos naturales son infinitos y la Tierra es un baúl sin fondo que puede sostener el crecimiento económico de manera indefinida: pero en realidad se necesitarían cuatro planetas iguales a la Tierra para extender el sistema actual de producción y consumo a toda la población.
b) El proyecto actual es universalizable: pero en realidad el sistema actual de producción y consumo sólo puede atender las necesidades del 10% de la población humana.

Más que de las políticas y las leyes el gran cambio sólo puede venir de la ética. Hay que fundar una nueva ética, basada en valores que instauren a su vez un nuevo patrón de relaciones entre los humanos y con la naturaleza.

La ética del cuidado
No es una ética kantiana, sofisticada, elaborada, pero sin coherencia con la realidad concreta. Debe ser una ética que nazca de lo más esencial del ser humano, aquello de lo que todos los seres humanos podamos sentirnos portadores, y que sea comprensible de forma inmediata, sencilla y cotidiana por todos.

La ética formal, occidental (representada por Platón, Aristóteles, Kant y Habermas) tiene como presupuesto la autonomía del sujeto, con sus derechos y deberes, y su categoría central es la justicia social. Este tipo de ética tiene un gran valor, pero no logra recoger de forma total la experiencia humana: es masculinista, enfatiza en las formas de organización social y sus condiciones en el marco de un contrato social.

La nueva ética recoge en especial el aporte de las filósofas mujeres, que han traído a la discusión nuevas dimensiones que no entran en la categoría de justicia. Por ejemplo, incorpora las categorías afectivas, parentales, el cuidado de la vida, el conocimiento de la fragilidad del ser humano, la dimensión espiritual, anterior a los procesos sociales.

La nueva ética incorpora la dimensión de la subjetividad humana profunda. La ética de la vida, que es la categoría central del sujeto humano que nace: el cuidado y la cooperación establecen la estructura básica de la existencia humana.

Después de cada gran crisis que ha atravesado la humanidad han venido etapas centradas en el cuidado, donde las mujeres han desempeñado un rol clave, aportando la visión más honda y subjetivante que facilita la recuperación del tejido social.

Heidegger: en “Ser y Tiempo” (párrafos 42-45) establece el tema central de su obra, que es el cuidado (post crisis de 1929).

Club de Roma: surge como respuesta a la constatación de que la Tierra está enferma, a comienzos de la década del 1970.
Carta de la Tierra (2000): la categoría eje es el cuidado para un modo sostenible de vivir. No habla de Desarrollo Sustentable, que es un concepto que representa una trampa capitalista y que como proyecto global crea en realidad insustentabilidad (tal vez sí pueda existir desarrollo sustentable a nivel local; eso está en discusión).

Sustentabilidad de la vida: modo sostenible de vivir, que significa que cada persona pueda vivir con autonomía a partir de su propio trabajo y con los recursos que tiene a su alcance.

El Mito del Cuidado
Es uno de los pocos mitos romanos. Habla del Cuidado, como anterior al espíritu y la materia.

Heidegger: el cuidado es la condición previa de la vida. Es también el condicionador previo de cada acción. La esencia del ser humano no es su espíritu, ni su libertad, ni su creatividad: es el cuidado. Un ser humano que no recibe cuidado materno, simplemente no puede vivir.

Esto vale no sólo para el ser humano, sino para toda la creación de la vida. El cuidado es la lógica del universo, especialmente de los organismos vivos.

Stephen Hawking: el cuidado es la fuerza más poderosa que se opone a la entropía.

Todo lo que cuidamos se mantiene mucho más en el tiempo.

El cuidado tiene dos dimensiones:
a) La relación amorosa, benévola, como quien acaricia.
b) La preocupación, sentirse involucrado afectivamente con la realidad del otro, porque lo amamos y nos importa.

Heidegger: la estructura básica en grado cero de los seres humanos, es ser en el mundo con los otros. Afectar y ser afectado. Cuidarse mutuamente, abiertos al futuro.

Toda nuestra ética antigua está fundada en la racionalidad. Los principios del bien y del mal como distinción o discernimiento ético básico.

La tradición psicoanalítica y la fenomenología nos muestran que la estructura básica del ser humano no es el logos sino el pathos; el sentimiento profundo, la capacidad de sentir, el afecto, la emoción. Y quien comprobó esto empíricamente fue Goleman (La Inteligencia Emocional): la primera reacción del ser humano frente a cualquier situación o experiencia es el sentimiento, no la razón.

Antes que todo, somos mamíferos (125 millones de años de evolución biológica). Los mamíferos son los primeros seres vivos que tienen la crianza y el cuidado como la primera relación, asociada al cerebro límbico. El neocórtex, donde radica la capacidad de discernimiento racional tiene apenas 7 millones de años de evolución.

Lo que mueve a las personas no son las ideas, son los sentimientos. La emoción y el afecto es el lugar donde nace el mundo de los valores, de la ética.

La mayor crisis actual es la crisis de sentimientos. Dejar de sentir al otro como humano, como ciudadano. Por eso existe tanto abandono. Hemos sufrido una especie de lobotomía de los sentimientos. Hemos exacerbado la razón en desmedro de los afectos.

Refundación de la ética
Debemos empezar en el grado cero, donde nace la ética, donde nos conectamos con lo que caracteriza en su esencia al ser humano.

Para refundar la ética retomando la tradición hay dos lugares desde donde podemos partir:
a) La filosofía pre-socrática, donde el Ethos es la morada humana, aquel espacio que reservo para vivir bien y contemplar el universo. Aquí la ética es la manera de organizar la casa. Y nuestra morada es la Tierra. Por tanto, nos remite a una ética mundial.
b) La tradición judeo-cristiana, donde es el otro a rostro descubierto quien hace emerger la ética: lo acojo o lo rechazo. Lo acepto o lo excluyo. Y con ello decido el destino de la relación. Allí donde aparece el otro nace la ética, los valores, como actitud básica. Hoy el otro es también el animal, el agua, las etnias, los bosques, las distintas formas de vida. “Amar al otro como a mí mismo”. De la forma como trato al otro depende el destino de la humanidad.

La ética del cuidado debe construirse a través de un proyecto político: el principio de precaución. Si no conocemos las consecuencias de nuestras acciones sobre los otros (seres humanos y todas las formas de vida) debemos hacer prevalecer el cuidado como valor principal.

Pascal: el proyecto de la ciencia expresa dos principios:
a) el espíritu de la gentileza (fineza), de cuidado.
b) el espíritu de cálculo, de intereses, de acumulación.
Triunfó el segundo. Debemos rescatar el primero.

La Naturaleza no son cosas. La Naturaleza habla. Nos transmite mensajes, símbolos, valores. La capacidad sensible de captar esos mensajes es requisito del proyecto político del cuidado.

Nuestro destino como especie nos une en este momento crucial, más allá de las interpretaciones ideológicas o de las diferencias de clase. Nuestra primera misión es salvar al planeta. Luego deberemos ver la manera de organizarnos y de resolver nuestras diferencias. Debemos honrar la realidad por encima de las diferencias.

El cuidado en la tradición budista
La categoría budista del cuidado es la compasión. La compasión es la virtud personal del Buda. La compasión remite a dos dimensiones:
a) Respetar al otro: dejarlo ser, no invadirlo, no interferir en su destino.
b) Jamás dejar solo al otro: acompañarlo, estar con él en su sentimiento, sufrir y gozar con el, darle la mano, infundirle esperanza.

La compasión es, finalmente, aceptar que somos “humus” (tierra fértil), con la misión que el universo nos ha encargado cuando fuimos creados como parte del conjunto de los seres, haciéndonos los cuidadores, los jardineros de la Tierra (Leonardo Boff (1982) “San Francisco de Asís. Ternura y Vigor”. Editorial Sal Térrea. Buenos Aires).

La Función de la Razón
No se trata de destronar a la razón. El reto es poner en paz entre sí a los ángeles y los demonios que nos habitan. La paz interior es el estado subjetivo más anhelado.

La razón nos permite distinguir cuál es el valor más apropiado, cuál es el proyecto más apropiado, cuál es la acción más recomendable.

El gran desafío es superar el predominio de la razón analítica instrumental.

Michelle Maffesoli: “La razón sensible”.

Inteligencia emocional: la capacidad de sentir y comprender lo que se siente.
Inteligencia espiritual: la capacidad de conexión con los significados últimos.

El ser humano ha desarrollado un órgano capaz de percibir la realidad última: las neuronas localizadas en un punto particular del cerebro vibran en frecuencias mucho más altas al abordar temas trascendentes (Donnah Zoar: “La Inteligencia Espiritual”. 2002).

Lo que mueve al ser humano es el corazón, la espiritualidad, el sentimiento.

La teología de la liberación
El movimiento de la teología de la liberación surgió al unísono desde distintos pensadores en distintos lugares, a través de escritos y acciones. En el caso de Leonardo Boff, el primer escrito es de 1970: “Jesucristo Liberado”. Esta sincronía es ya una señal de que se trata de un cambio espiritual. La teología de la liberación habla de cambios en curso en lo más profundo del alma humana.

En lo esencial, la teología de la liberación nace de constatar que los portadores de esperanza son los condenados de la Tierra. Los pobres y marginados son los que mantienen viva la fe, y dan permanente testimonio de ella. Viven de una mística que proviene de su espíritu.



DIA 3
Josefina Dartiguelongue: “Cuidado-Poder-Vínculo”

Acompañar: viene de cum-panis: compartir el pan (pan del trabajo, de la alegría, de la celebración).

A-tender: es anticiparse.

Cuidado-Poder-Vínculo: es un entramado cultural indisociable.

Vínculos: formas de inter-relación.

Vínculos inter-humanos: para que haya vincularidad, debe haber simetría (no sólo conexión).

La simetría sólo puede darse en un plazo de horizontalidad.

No se puede dar cuenta de realidades nuevas con lenguajes viejos: de la resignación a la resignificación.

Re-significar: no sólo hacer otras cosas con el mismo sentido, sino hacer lo mismo, no del mismo modo. El cambio es más sutil pero más profundo.

La re-significación es la recarga simbólica de significaciones.

Al re-significar se instalan mundos, porque el sujeto que habita, estrena casa.

La reiteración de la vocación, de la pasión, del ideal es también un cambio si en esa opción reiterada hay una evolución del sujeto y sus formas de ser.

Distinto: los tonos o tonalidades que diferencian: cada vez que hay amor hay distinción de los sujetos involucrados: cada uno entra en gamas de tintes o de color reconocibles de inmediato por su brillo y contagio.

Si el dolor lo transito con otros, soy rico.

La superación de los miedos, el coraje de los grupos que se atreven a denunciar la insoportabilidad del presente, es lo que hace posible que no se admita su repetición en el futuro.

La proyección de los insoportables en el futuro, implica sujetos destruidos.

Las vidas contemporáneas cargan con una alta cuota de insoportabilidad.

“Somos galgos metafísicos corriendo tras la prisa del objetivo”: corro para hacer, para lograr, pero en el camino me vacío de ser.

Negocio: no ocio - ausencia de gozo.

Hay que tomarse todo el tiempo necesario para re-significar los vacíos.

El poder
Poder viene de potencia.

Heidegger: poder es poder poder.

El cambio más sentido en los grupos es el cambio del paradigma del poder.

El paradigma del poder nace del poder como dominio, lo que implica asimetría del vínculo. Hay alguien más arriba y alguien más abajo. Hay superioridad e inferioridad posicional del uno y del otro.

Hoy muchas formas de poder-dominación se ejercen de forma exquisita y con buenos modales. El mundo está lleno de simulacros de amorosas y amorosos que en realidad van por la vida dominando.

La simulación de la democracia y de la participación es una de las más extendidas.

La capital es una traducción geográfico-histórica de la centralidad del poder (capital-caput-cabeza).

La sensibilidad a la asimetría que genera el poder es un reservorio ético, pero no es el único paso.

Siento-Pienso-Me apasiono-Actúo-Cambio
Entonces ocurre la in-novación

El poder lleva al exceso. El poder conlleva un estado de ebriedad egótica (elixir) que impide ver al otro.

Cuánto más débil es el que tiene poder, más poder concentra, porque así reemplaza sus propias debilidades como sujeto.

El poder cuantitativamente es limitado, pero el deseo de poder es ilimitado.

El poder también compele a acapararlo: que sea “sólo mío”.

Clave ética en relación con el poder: que por más seductora que sea la estrategia del tánatos, debo analizar lo que quiero poner en riesgo de pérdida con ocasión de ganar espacio. Si ganar espacios implica, por ejemplo, perder prestigio o poner en riesgo la imagen, tal vez hoy pierda poder, pero a la larga puedo cosechar más de aquello que perdí como resultado de mantener una cierta coherencia.

El “hasta dónde”, se llama ética.

La heroicidad es saber mantener la identidad y la dignidad.

El poder se juega en saber decir sí o no a tiempo.

Resistencia: paz interior que tiene placidez de lo que es y que no tiene temor a no ceder si ello le permite no poner en riesgo su ética.

La máxima expresión de abuso de poder es el descuido: sé que si no lo protejo, muere; sé que si no actúo, lo pongo en riesgo; pero aún así lo abandono.

El cuidado más grande que puede existir es “dejar ser”, correr el riesgo de que los otros sean, siendo. Lo que no significa no poner límites o no conducir. Significa que “el bien común es una invitación a un proyecto colectivo que no coarta ni inhibe el espacio de cada uno”.

Dejar ser es altamente sanador. Dejar fluir, sin prejuicios, es un espacio terapéutico.

¿Es posible tener autoridad sin dominar, en un mundo donde los que sobreviven, son los exitosos, los eficaces, los excelentes?

Estado: desde la lógica del Leviatán, el Estado es el intermediario que establece el orden necesario en un mundo de guerra total del ser humano: cada ser humano pre-estatal es un lobo amenazante.

Control (Foucault): primo hermano del dominio.

El otro paradigma
Chamán: es el hombre del cruce de los caminos: donde se encuentran el cielo y la Tierra. La metáfora del chamán es muy interesante porque está la autoridad del sabio, que conoce lo celeste, que cuida a la comunidad en su devenir colectivo, y que se encarga de la sanción física y espiritual.

Al estar el Chamán “en la encrucijada”, al centro del lugar donde se cruzan los caminos”, se ubica en una posición comunitaria del poder, en oposición al lugar que se ocupa cuando se está “en la cima de la pirámide” del poder.

El Chamán puede ocupar este lugar porque sabe que el poder es energía, que fluye, circula y puede acrecentarse si se comparte. En oposición al concepto del poder como un bien, un capital acumulable, que es limitado y disminuye cuando se comparte con otros.

Proyecto: eyectar hacia adelante.

Muchos proyectos son en realidad in-yectos.

El proyecto no es igual al poder de la persona convocante, sino que es el “en sí” de la acción-convocante.

Si alguien es la estrellita que ilumina el cosmos del proyecto, el proyecto en realidad no es más que la proyección de su poder, en compañía de sus secuaces.

El mayor poder es Poder Ser.

Por eso, la autoridad de los que tienen poder de ser es tranquila, fluye en paz.

Es una autoridad que empodera al sujeto no desde el rol, sino desde el ser:
- se impone cuando propone,
- trasunta veracidad en lo que dice,
- demuestra autenticidad en su escuchar,
- verifica las necesidades a las que apuntan sus propuestas o proyectos.

Poder poder: es una fuerza que nos hace capaces de hacernos cargo de nosotros mismos.

Si el poder se basa en el rol, en el sillón, al ocurrir un cambio de rol (desrolización) se pierde poder. Es de aquí que viene la lucha por el espacio, por el sillón. Y es de aquí también que hay muchos espacios ocupados, pero altamente vacíos de autoridad.

Situaciones límite: experiencia de borde del abismo.

Es en las situaciones límite cuando surge el poder del poder ser: se toca la base del abismo y surge el lenguaje plural de un nosotros, porque en la angustia del riesgo de la existencia, en la máxima precariedad, surge el mandato interior que dice: “solo no puedes”.

En situaciones límites, necesito constitutivamente al otro, no para comer, para ser.

Las situaciones límite deben registrarse por escrito, porque sintetizan la historia del crecimiento de la humanidad. En ellas se juega el todo o nada.

En las situaciones límite uno descubre el poder de ser de los otros. Es este hablar en plural lo que permite dar el salto.

En las situaciones límite, la grandeza estalla el contorno. Hacemos lo más mínimo con la máxima grandeza. La pasión del impulso sostiene nuestro salto.

En contraste, la mediocridad reduce lo más grande a su mínima expresión. No resiste la grandeza de los sueños.

Las mujeres que se atreven a saltar al vacío en las situaciones límite, lo hacen siempre porque van con el nosotros. No importa si ese nosotros es sólo 3; no deja de ser un absoluto de compañía.

El abismo es tremendo y fascinante. Atrapante y nauseabundo. Experimentamos a la vez una arcada metafísica y el gozo del cambio posible.

La huída está siempre a la mano y el salto es siempre una opción conjunta: nadie se larga por coraje propio.

Al borde del abismo aparece una angostura absolutamente nueva y altamente sanadora: la angustia de la libertad.

Para sobrellevar la angustia de la libertad necesito sentir aquella síntesis de la esencia humana: “soy-valgo-importo”.

Al borde del abismo me juego todo y nada.

La libertad: ¿es yugo o placer?

En la sociedad del poder de dominación la libertad es un yugo y se castiga.

Ejercer la libertad de decir la verdad en esta sociedad se paga carísimo.

El borde del abismo del poder es cuando quedo expuesto públicamente en mi falta de poder.

El juego de ceder-conceder: es la pataleta pública por la lucha de los espacios. ¿Cómo se salva esta situación? Encontrando un valor que supera al del bochorno que produce la exposición pública.

Cuando te das cuenta que puedes ceder sin perder poder y que puedes ganar cuando pierdes, entonces entras en el juego de que el poder es energía que se puede compartir.

Cuando nos hacen daño al ego, somos capaces de actuar de las formas más abusivas y destructivas: ¿qué situaciones son las que dañan nuestro ego?

Disponibilidad: una identidad tan integrada subjetivamente que sabe que “sin los otros no soy”, que necesito al otro para saber quién soy.

Cuando nos sentimos verdaderamente poderosos tenemos la sensación de estar habitando el espacio de forma plena, “tal como nos corresponde”.

La experiencia del poder cambia el cuerpo.

Los dictadores exhiben su poder, se inflan, se pavonean.

Las expresiones supremas del poder son absolutamente humildes.

La pregunta clave es: ¿desde dónde ejerzo el poder?

¿Desde dónde?: ¿desde qué arraigo?

Arraigo: no necesariamente remite a un lugar particular, pues quien tiene arraigo lleva sus raíces consigo.

Patria: tierra de los padres, que contiene la historia de los antepasados y de su cultura.

Cultivar/Cultura: se realiza en la tierra del humus. Hay cultivo cuando hay novedad. A eso que le llamamos “dis-tinto” y que puede dar frutos.

Humus: hombre humilde, no como poca cosa, sino porque siendo pequeño puede sonar con la grandeza y tiene conciencia de su cultura.

Modernidad Líquida
En la modernidad líquida que habitamos, lo vaporoso y sutil destruye lo sólido y denso.

El cuidado en esta modernidad líquida implica el lugar de posicionamiento que tomo.

¿Cuántas horas al día no son de simulacro, de necesidad de acomodarse a otros o al contexto para no entrar en conflicto o para obtener lo que queremos?

No puede haber nuevo paradigma si no hay espacio para la autenticidad de la divinidad de cada uno. Esa manifestación es la Cultura.

Hoy, lo “light” es la estrategia de dilución de la divinidad cultural.

Hacerse cargo (en paz): en, con, para: acompañar, cuidar desde mi posición, dejar ser.

Hermenéutica (de Hermes, el Dios de lo oculto): interpretar.

En Grecia, Hermes es el pastor de los ladrones: su tesoro no está a la vista.

Si el tesoro es valioso, lo cuidamos, no lo exponemos, le damos un lugar de protección.

Hermes es el Dios astuto, que intuye y saca las máscaras y velos de la apariencia para ver dónde está escondido el tesoro.

Estamos condenados a ver sólo reflejos, que son chisporroteos de luz en la sombra de la oscuridad.

Habitamos un lugar hermético y oscuro que sólo al hacerse interpretable puede mostrar algunos destellos y ser transitado.

El esclavo que sale de la cueva y ve la luz: no sólo se enceguece sino que no tiene lenguaje para hablar de lo que le acontece. Sin un lenguaje no puede describir su nueva situación, no puede transitarla, permanece en la oscuridad.

De-velar: correr los velos.

Lo que la post-modernidad niega es la razón instrumental como esencia del ser humano. Hoy decimos que somos trans-racionales.

Gestión por subjetivos v/s gestión por objetivos: remite al “estilo cultural”, al modo como los sujetos se vinculan entre sí en el proyecto.

Lo subjetivo se da por obvio, pero si se pierde puede haber sólo eficacia sin contenido y sin motivación. Entonces lo que se ha perdido es la “mística”: lo que da la pasión y el fuego que permite sostener el cuidado.

La incertidumbre de la vida baja la pulsión del eros.

Bajar la angustia de las incertidumbres en los integrantes del proyecto puede abrir el espacio para que aflore la mística y la motivación.

Motivación: lo que da el móvil, el motor.

Kaos: estado latente que anuncia creatividad. Es el bullir previo a la concreción de la acción.

El Kaos anuncia el Cosmos.

Cosmos: es nacimiento, es una casa bullente.

Dupla abstracto/concreto: son dos momentos de lo mismo. Lo concreto fecunda una forma de pensar, de estructurar paradigmas.

La Ética revela una Estética: un gesto de ternura, una expresión de la valoración del otro, son manifestaciones estéticas de una ética del cuidado.

La razón brillante: con toda su pulsión estética la razón brillante entra en colisión con las crisis históricas en las que aquellos que fueron los más inteligentes fueron a la vez los responsables de los sistemas de dominación y destrucción más atroces que hayamos conocido como humanidad. Es una razón brillante vacía de ética.

La búsqueda de los por qués no es racional, es existencial. Tiene que ver con el lugar de posicionamiento que elegimos, con el motor fundante de lo que hacemos.

El “desde dónde” se estrena todos los días. No se resuelve de una y para siempre. La vida es “caracoleo”.

Ser los mismos, nunca siendo iguales: irse pareciendo cada vez más a sí mismo, es el camino de los auténticos.





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